Los paseos en bici alrededor del mar

Los paseos en bici alrededor del mar son de las pequeñas cosas que hacen grande un día. Y en este año me he propuesto llenarlo de días grandes. El viento en la cara, el sol de frente, el olor a mar... Parece que en ese momento una válvula se entreabre para dejar la salida de todo lo malo y se va quedando en el aire, como esas nubes negras que anuncian la tormenta. Una playa siempre trae aliento, nuevos vientos. Donde el mar pierde la vergüenza y entra en la tierra. Uno de esos lugares en los que se gestan mis mejores momentos de relax. Dá igual al norte o al sur. Para el invierno, para el verano. Para todo el año. Y es que ya lo decía uno de los grandes poetas: "Qué bello, mar, morir en ti cuando no pueda con mi vida. "Ellos ajenos a todo disfrutan del agua, del sol... de sus buenos momentos, ¿por qué nosotros no hacemos lo mismo? Ignoran el dinero, el llegar a fin de mes, los conflictos, el coche en el taller, perder dinero, los kilos de más, las vacaciones de menos... Observarlos durante un rato es ver algo así la paz en tus ojos, azules y tranquilos en una mañana de primavera. La paz no sólo basta con desearla, la paz se trabaja, la paz se desarrolla poco a poco. La paz se consigue. Y si no hay marcha atrás volveremos a empezar. No hay nada mejor que la sensación de estar en paz contigo y en paz con el mundo. La primera pieza del puzzle sin la cual no puede llegar todo lo demás. El olor a hierba recién cortada produce en mi una impresión de relax y energía a partes iguales. De los primeros aires que anuncian primavera. Me encanta la hierba verde, fresca. Ese color verde que saca energía hasta lo que ya ha sucumbido. Parece que entre el asfalto y el hormigón un poco de hierba crea un oasis de ciudad. Cuando viajo mapa adelante a veces echo de menos que en este país se haya olvidado a la hierba, a lo verde, a lo natural. Al final, llegará el día que la hierba se olvide de nosotros. La hierba verde en los paseos en bici alrededor del mar.