Estaba pensando en la palabra de este martes y hablando con una blogger que supone uno de mis últimos grandes descubrimientos me ha sugerido tres, entre ellas tormenta. Y como los grandes descubrimientos deben compartirse, os invito a conocer su blog, os presento a Tula Malcriada.
Tor-men-ta, la leo despacio y modulo el sonido en mi interior. Me parece evocadora de esta última época, de mi estado anímico que se ha visto envuelto en rayos, nubes que se vuelven torrentes mejilla abajo. Tormenta llega a punto en la época en la que estamos, el otoño y sus primeras tormentas, ayer fueron 24 horas de lluvia, viento y nubes grises... al final, se han ido y, de nuevo, el sol y las nubes de algodón.
Foto flickr
La tormenta y su ruído, imposibles de separar. A veces los momentos se vuelven un cúmulo de altas presiones. Los nervios, la tensión, el miedo... hacen que nos ompriman esas impresiones. Luego llegan los hechos, objetivos y externos a nosotros contribuyendo a que esas altas presiones caigan, de repente, en picado, o sean todavía más altas inundando nuestro día de aire que huele a primavera. Algunas veces, son esos altibajos los que crean la tormenta, haciendo que lleguen los truenos, los rayos. Las nubes negras. Hace poco ella regala una foto dedicada a unas personas, la misma imagen a todos. Estábamos todos los necesarios, la imagen era de un día lleno de nubes grises para todos, las nubes bullían sobre nuestras cabezas cada una con su motivo. Un brindis en la noche más larga que todavía era día y sólo para nosotros había comenzado. Y de nuevo, juntos otra vez cuando las nubes quedaban lejos. "Algún día, estas nubes se habrán ido y podremos mirar para esta parte, que ya será pasado habiendo cerrado ya la puerta". Lo importante no es evitar la tormenta, ni siquiera haberla pasado y superado; yo creo que lo importante es no olvidar que pudimos vencerla, para cuando llegue la próxima no se nos ocurra lo de siempre: salir corriendo. Cierto es que algunas de las tormentas son pasajeras, surgen en la mañana, al despertar, pero luego se difuminan con el día. Desaparecen sin dejar a penas rastro. Otras duran un día, y otro, y otro... cuando el invierno llega de verdad. Algunas llegan sin presentación y zarandean nuestra tierra, nuestro cielo y nuestro aire, sin haber ido invitadas. Otras veces, somos nosotros los que nos metemos en medio de la tormenta, por error o por cabezonería, por despecho o por inconsciencia. Pero a pesar de todo, en medio de la tormenta hay que tener algo presente, por mucho ruído que hagan los truenos, por mucha luz que irradien los rayos, por muy negras que se vuelvan las nubes... Siempre, siempre, siempre tiene un fin, todo lo tiene, y la tormenta también. Al final, siempre sale el sol para besarnos en la frente.
Buenísimo!!!, que acierto y que descubriento tu blog. Enhorabuena.
ResponderEliminarSeguerimos en contacto. De momento, como no me he registrado aparece como anónimo, pero en breve... será con indentidad.
Chao
Me ha gustado mucho esta entrada, y tienes muchas razón, al final la tormenta pasa y volvemos a ver los rayos del sol o al menos no tan gris y me refiero tanto a las tormentas físicas como a las que aparecen en nuestra vida, incluso de repente y lo importante es saber eso: que las podemos vencer, yo creo que el ser humano tiene una capacidad más grande de la que imaginamos para soportar toda clase de tormentas, lo que pasa es que algunos (como bien dices) salen corriendo. Besos. Ana.
ResponderEliminarHummm, qué palabra tan sugerente. Lo reconozco, me dan miedo las tormentas y a la vez me encantan, si estoy en casa, bien resguardada, claro, y con alguien,jaja,aa qué cobarde!!. Me gusta oir la lluvia y al cielo quejarse, me gusta esa sensación que produce, me gusta como has descrito Tormenta, yo también la pronuncio despacio, TOR- MEN- TA, me gusta, y me ha encantado el blog de Tula, desde ya lo sigo, lo leeré con calma. Mil gracias, y te dejo una palabra, Deseo.
ResponderEliminarAnónimo, muchas gracias por pasarte. Seguimos entonces en contacto, recuerda que aquí siempre habrá un sitio en este sofá. Siempre que quieras. Y a ver si pronto descubrimos tu identidad, jeje.
ResponderEliminarMUA!!
Anónimo, muchas gracias por pasarte. Seguimos entonces en contacto, recuerda que aquí siempre habrá un sitio en este sofá. Siempre que quieras. Y a ver si pronto descubrimos tu identidad, jeje.
ResponderEliminarMUA!!
¡Hola Estrogena!
ResponderEliminarGracias x pasarte x mi blog..
Tambien te sigo y estamos en contacto ...nos leemos-besos y abrazos................Angy
Bueno, que falto yo! Mil gracias por escoger mi palabreja, que trabajada por ti, suena a gloria. Pero qué bello escribes! Y qué ilusión me ha hecho.
ResponderEliminarEsta tarde te escribo, que todavía no he tenido un ratico.
Besos mil, preciosa!
ay que tormenta tengo yo dentro¡¡¡
ResponderEliminarparece que el invierno no ha dejado salir el otoño, en el tiempo, en la vida y en todas aprtes no?
te llamo esta tarde
bss
jose
Yo tengo que ser un poco rara porque me encantan las tormentas, eso sí cuándo estoy resguardada en casa.
ResponderEliminarYo tampoco me puedo pasar por los blogs todo lo que quisiera, pero cuándo lo hago siempre me pongo al día con los posts. Me gustaría que me dijeran como hacen las que los visitan todos a diario !!
Besos,
Karen.
Me encanta la entrada, es preciosa!!!!
ResponderEliminartienes un blog chulísimo espero pasarme por aquí más a menudo.
Te sigo!
pasate cuando quieras:
illbeyoungforever
Un beso!!(:
No me gustan las tormentas, ni las atmosféricas, ni las interiores... y encima el sol últimamente tarda mucho en salir... aiss
ResponderEliminarA mi no me gustan las tormentas..joo... jajaja
ResponderEliminarUn bsazo guapa!
Me encantan las tormentas>!!
ResponderEliminarpero a veces también me dan miedo!
Buen blog!
Muakk
A mí me encantan las tormentas (no en todos los casos pero sí es algunos..jaja)
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita, la verdad es que tienes un blog muy interesante y aquí hay una seguidora más :)
MUUACKS
Hola Estrógena! pues justo aquí está a punto de estallar una, estoy viendo desde la ventana los rayos anunciando la que se avecina. Muy bonitas y acertadas tus metáforas "tormentiles". Bsos!
ResponderEliminarYo adoro las tormentas!
ResponderEliminarMe recuerdan que la fuerza de la naturaleza està muy por encima de mi y luego, al final, cuando la tormenta ha pasado dejan olor a limpio.
La tormentas emocionales, las vivo, las disfruto o las sufro "a fondo". Creo que esas tormentas de la vida son las que nos trasmiten la fuerza y la energia para cambiar (alguna veces porque nos recargan y nos animan y otras porque nos asustan y no nos dejan mas salida que la de huir hacia adelante).
Hasta pronto!
He de decir que AMO la tormenta, sobre todo cuando estoy en mi casa :)
ResponderEliminarLas palabras que marcan los rayos es octubre.
que bonito post!!!...mucho arte tienes en tu cabeza!!...un besito
ResponderEliminarPrecioso post y yo sin conocerte!!!!!!!! te apunto en mi lista de blogs!
ResponderEliminarBsos
Tenemos que hacer un libro donde consten todas las tormentas que hemos vencido, como tú decías, así cuando llegue la siguiente sólo habrá que ir a ese vademecum para ver el tratamiento de la siguiente.Todas son vencidas.
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