Este otoño que quería ser verano se prolongó más de lo esperado. Lo de volver de la playa en pleno Noviembre y tener de forma simultánea pies descalzos, vestido playero, olor a aftersun, velas rojas, acevo y cascabeles por la casa adelante… Esto ha sido sentirse en el hemisferio sur estando en el norte. Que sí, que saldrá cualquier andaluz y dirá que eso son sus noviembres de cada año, pero claro, para mi esto ha sido un nunca visto. Y lo que me gustan a mis las novedades, qué? A Noviembre siempre lo han tachado como el mes más negro del año, y no sólo porque es en el que más horas de oscuridad tenemos, sino también que por estadística era el mes en el que se sucedían los mayores repuntes de depresión y suicidios. Basta, Noviembre se merece sacarse esa mala fama. Yo le tengo cariño, a ese primer frío en la cara, a esas noches que llegan temprano, a la lluvia ahí fuera cuando estoy en la cama.
Y así de repente, ha llegado el frío y arranca el adviento. Esto quiere decir que en tres semanas y media será Navidad, que en treinta y dos días terminará el año, y tocará abrir esa lista de propósitos que elaboré con todas las buenas intenciones hace once meses. A ver, no desesperemos, tenemos tiempo. Estaremos más atareados que los tres Reyes Magos juntos pero tenemos tiempo. Además, ún pueden visitarnos muchas sorpresas, no olvidemos que esto es la vida misma. Y la vida en Diciembre tiene aún más sorpresas si cabe. Este 2015 ha sido raro, ha sido el fiel reflejo de este noviembre con playa, velas rojas y acebo. Inusual y extraño. Singular en si mismo. Pero este año me apetece Navidad, ganas de un Diciembre que se presta a celebrar más todavía. Yo que durante unos años tuve una contienda con la Navidad, como si todo fuese tan fácil como para que ella acaparase todas las culpas. No podía ser tan simple, nada es tan simple ni pareciéndolo. Y tras el análisis sale lo escondido y entonces uno entiende, acepta, respira. Continúa mejorado. Hace unos años me reconcilié con la Navidad y entonces quise unas navidades como esas pero que durasen todo el año. De eso hace ya unos años y cada año me gustan más, no sé si más pero las vivo mejor. Llegan y hay que vivirlas como se vive un verano o como se vive un día de tormenta. Uno no puede negarse a la realidad, porque esta sigue sucediendo y hay que vivirla en cada suspiro. La realidad está para existirla con todo nuestro ser. Os lo digo yo, que tanta batalla con la Navidad y de repente, viene la vida y me coloca al lado a alguien con quién compartir vida, amor, tiempo y pensamientos que por casualidad (¿causalidad?) ha nacido el día de Navidad. Esto podríamos llamarle bofetada de realidad. Ya lo decía Jung: "a lo que te resistes, persiste. Lo que aceptas, te transforma". Pues eso, no se resistan a tener un feliz adviento. No se nieguen una navidad mejorada.
¿Ganas de Navidad? ¿Preparados para abrir la lista de propósitos 2015 y chequearla? ¿Algo a lo que os hayáis resistido y de repente os transformó?