Una amiga me proponía la palabra olvido hace un tiempo. Ahora busco una palabra en el que no ha sido mi mejor día, pero cuando salga publicado este post ya será martes y entonces trataremos de que el lunes caiga en el olvido como uno de esos días con cara gris. En este tiempo lleno de recuerdos en el que cada uno trata de olvidar los telediarios de noticias atroces, los amores perdidos por el camino, el dinero malgastado, los rídiculos faltos de dignidad, las derrotas en alta mar. Hoy y aquí vamos a olvidar el olvido. Sin querer dejamos de usar la memoria, para guardar o para buscar lo que algún día retuvimos. Aparecen las amnesias. Los olvidos porque alguna parte del cerebro se olvidó de la hora a la que entraba a trabajar, porque alguna parte del sistema nervioso extravió las referencias que debía darle al señor que todo lo mueve. Algunos desean las pastillas del olvido, cuánta gente siente ganas de olvido. A veces el olvido es sólo un escondite que se han buscado los recuerdos en esta cabecita loca para que este cuerpo cansado siga haciendo camino al andar. El olvido superviviente.
Sigo creyendo que por dolorosos que sean los recuerdos, siempre serán preferibles al olvido. Con olvido no aprendemos, con olvido no amamos. Con olvido todo deja de existir salvo las mentes en blanco.
Tratamos de olvidar las lágrimas de los recuerdos grises como intentando borrar el momento gris en si mismo. Ahora se acerca el recuerdo de la última vez y tras él corre desgañitado un olvido que no llega a tiempo para poder esconderlo. En el fondo filtramos los buenos momentos, tenemos ese positivismo intrínseco, pero hay nubes demasiado negras que no pueden ser tapadas y por mucho que queramos el olvido no las aplaca. Noto una de esas nubes encima, una nube negra con forma de adiós, como un recuerdo que el olvido no ha alcanzado, quizás porque previas y unidas a ella hay otras muchas nubes de color blanco que traen algunos de los momentos más entrañables de todo mi álbum particular. El año pasado, el día que nacía la primavera hubo un adiós, pero no un olvido. Recordarlo es doloroso, pero recordarte es terapéutico. Tú más que nadie me enseñaste que nadie muere hasta que no es olvidado.
Creo que tienes toda la razón además hay un refrán que dice: la persona que olvida su pasado corre el riesgo de repetirlo". Un fuerte abrazo
ResponderEliminarHola! soy una de tus nuevas seguidoras.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu entrada, quizas no tenga mucho que aportar a ella pero queria comentar como hoy en el trabajo vino un sr con su esposa. Me dio tanta pena porque el sr tenia sintomas de alzheimer y me imaginaba lo duro que debia ser el no irte acordando de nada. Se que tu entrada se referia a otro tipo de olvido, pero fue lo primero que pense cuando la lei.
Saludos
Muchas veces queremos olvidar cosas que pensamos que así no nos harán daño y verdaderamente no es así. El olvido es bueno, como bien dices terapeútico, pero también es cierto que hay cosas que aunque duelan no debemos olvidar por muchas razones. Un besote.Te dejo otra palabra: Hastío
ResponderEliminarEl post es precioso, pero sobre todo la ultima parte... un beso enormeeee!!!
ResponderEliminarOtra palabreja: desesperacion o impaciencia.
Ale, ahi queda eso jejeje.
ST
Soy partidaraia de no olvidar nada, porque todo lo que vivimos es lo que nos hace ser como somos.
ResponderEliminarTienes razòn, con el olvido se deja de aprender y de amar, pero a veces, es imposible el perdòn si no te ayuda el olvido.
ResponderEliminarAunque lleve tiempo sin comentar, te aseguro que no te olvido, estos son tiempos un poco complicados.
Hasta pronto
Como lloré cuando leí este post, lo recuerdo. Recuerdo donde estaba, recuerdo ese día. Tú no morirás nunca, decías. yo, lo creo.
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