25 de noviembre de 2013

Tarea pendiente: vivir.

Momentos por los que vale la pena todo y personas que se merecen todo, todo, y más. En medio de las nubes negras estas son las cosas que hacen que la vida sea una auténtica fiesta en el que todos tenemos una tarea pendiente: vivirla. En el amplio sentido de la palabra.  
Un lugar en Santiago de Compostela, por si os queda cerca, por si vivís por allí o por si pensáis en hacer el camino. Tosta e Tostiña, Av. de La Coruña nº3. Un lugar donde tomarte un trozo de tarta de zanahoria y una infusión en extraordinaria compañía: una gran amiga que hacía tiempo que no veía. Tienen el sillón que yo pensaba comprarme para mi salón en color gris; el lugar es acogedor, emulando una casita, el olor del horno lo invade todo mientras hacen allí mismo los pasteles, y por supuesto el horno forma parte del mobiliario. Allí uno se siente en casa. Venga, entren todos "hasta la cocina"
Os presento mis nuevas gafas. Tras varias visitas en busca y captura de las gafas que mi imaginación había creado, por fin han sido encontradas. Estaban allí al lado del trabajo, en la óptica de la esquina mientras hablaba por teléfono las vi y me dije: "son estas". Y sí, eran esas, así que sin más demora se han venido conmigo. A veces, las cosas están mucho más cerca de lo que nosotros creemos, tan sólo hay que saber verlas. Y eso no siempre es fácil. A veces es necesario que aparezca alguien que sepa leerte entre líneas, que entienda cómo respiras y cómo sientes para que con sólo unas palabras pueda desmontarte todos los miedos y colocarte las ilusiones desordenadas. Uno se queda equilibrado, en paz, y con la idea de saber qué es lo importante y qué es lo secundario. Lo importante te está esperando, no lo difumines con todo lo secundario que se hace hueco de importante sin serlo. El trabajo sólo es trabajo, el dinero sólo es dinero. Pero los que nos quieren de veras y con los que los sentimientos son recíprocos... Por esos y con esos movemos el mundo. 

Una comida con mamá para reiniciarse y reponer energías físicas y mentales. Dicen que los abrazos curan y lo creo firmemente, cuando son de veras, cuando son sanos, cuando traen afecto y se palpa en el aire. A mi, por ejemplo, los de mi madre me curan. Bueno, las mamás en general lo curan todo, así que igual el ejemplo no vale. Hablaba de la comida, y una comida necesita su postre, y el postre necesita su charla, su tiempo, su sobremesa. Sino no es ni comida, ni postre.  Uno de esos postres es de queso y membrillo, y eso nos lleva directamente a las manzanas del patio de la abuela y unos membrillos que mamá convertirá en un delicioso dulce. No tengo duda alguna de que estará riquíiiiisimo, como todo lo hecho con cariño. Y mientras tanto, a abrazar de veras, a abrazar sin miedo. 
Las mañanas libres entrando el sol de invierno por la ventana mientras uno deja el tiempo pasar, y se queda entre las sábanas y el edredón soñando despierto. Esto es un premio en toda regla. Momentos como este en los que disfrutas tanto que sabes que no hay imagen, ni video, ni audio que puedan condensar todas las sensaciones que suceden en ti. Y es ahí donde sólo queda una opción: disfrutar el momento. Ple-na-men-te. 
El trabajo se lleva mejor con personas bonitas que traen unos deliciosos crepes hechos por su tía-abuela. Hacía tiempo y tiempo que no probaba unos tan espectaculares. Otros que seguro estaban hechos con cariño, señores, que esas cosas se notan de lejos. 
Y mientras arrancamos la última semana de Noviembre me huele a navidad. Con el frío en la cara, con el sol que brilla y no calienta, con los decorados que tímidamente van apareciendo por las calles, las tiendas y las casas. Preparados para el alumbrado más espectacular: el de cada uno de vosotros deseando que estas navidades sean las mejores. Ahí empieza toda la fiesta. 

Feliz semana, precios@s!! 

20 de noviembre de 2013

Sin voz pero con imágenes

Una disfonía que me deja casi sin voz, tan sólo llego a los susurros. Mucha tos y somnolencia que dejan los medicamentos. Me he quedado sin voz pero nos quedan las imágenes y algunas palabras escritas. Esto es un brevísimo resumen de todo lo que ha dejado la primera quincena de Noviembre por aquí. 
Mi nuevo sombrero: un fedora en color burdeos. Adoro los sombreros."Un sombrero hace a la ropa identificable, dramática y sobretodo, moda" Vicktor & Rolf
Perfumes que huelen a limpio, a bebé, a fresco. Como la primavera en Portofino. 
Flores y lana que abrigan. Y un jersey rojo, hacía tiempo que el color de Caperucita no aparecía por mi armario.
Me llegan fotos congelando instantes de los primeros fríos. Increíble como el frío nos despierta.
Aprovechando el fresco del otoño improviso mi nueva oficina para disfrutar de la mejor cara de Noviembre.
Una auténtica musaca griega, con la receta original y cocinada con amor, como tiene que ser la cocina. El resultado tiene una palabra: deliciosa.
Y así suceden los días, que vuelan mientras me quedan cientos de cosas pendientes para el día siguiente. Pero no hay problema mientras nos quede mañana,y mientras entre esas tareas pendientes no esté la de sentir que estamos viviendo nuestra vida como nosotros elegimos y en todo su esplendor. Mientras nos quede eso, tenemos el viento a favor. Ahora a seguir volando, como estos días de Noviembre. 
¿Cómo está siendo vuestro Noviembre?

14 de noviembre de 2013

Un petrolero hundido...

Tenía una entrada preparada con imágenes de lo que está siendo mi Noviembre, con los primeros vientos del invierno que camina hacia nosotros, ¿o somos nosotros quiénes caminamos hacia él? A veces no está muy claro quién camina hacia quién, aunque visto desde fuera siempre se despejan todas las dudas. Ves que dos personas se encuentran y sabes quién es el que se encamina hacia el otro y quién el se deja recibir. La tenía casi lista pero ha sucedido algo que me ha sacudido como una ola de esas enormes cuando el mar y el viento están en plena discusión. A través de comentarios y enlaces en redes sociales es como me entero de que aquel petrolero hundido está a punto de salir a la superficie para contar toda la verdad. Es así como me entero, y me entristezco, de que la naturaleza no es querida ni valorada en la actualidad. Y me entero de que el par antecedente-consecuente aquí no tiene sentido. No hay consecuencia tras los actos sucedidos y todas las secuelas provocadas. Lo siento, no lo entiendo. Parece que el humano proyecta más esfuerzos en cuidar lo que ha creado él mismo que lo que le ha sido dado, porque claro ¿quién construyó el mar o el bosque? ¿Existe acaso una regla no escrita de que en tierra de nadie que cada uno destruya por donde quiera? Porque parece que eso es lo que dejan entrelineas. Impunidad por maltrato a lo que no pertenece a alguien concreto. Tantos años después, tantos dossieres, testigos, peritos. Tantos papeles llenos de palabras vacías, tanta documentación indocumentada, leyes que caen a un lado de la balanza y fiscales protectores, para llegar a la conclusión de que allí no ocurrió nada grave. No hay culpables, no hay consecuencias ni responsabilidades por parte de nadie. Todo aquello dicen que fue una pesadilla de unos gallegos que miraban al mar mientras todo se volvía cada vez más negro. Lo siento, sigo sin entenderlo. ¿Esos inocentes y quiénes los han juzgado lo creen de veras? ¿De veras hay sentimiento de inocencia? Porque entonces se han creído su propia ficción. Yo sin entender nada, triste e impotente ante esta situación pienso: ¿Quién va a defender a ese que nos baña en verano a pleno sol? ¿Quién va a defender a ese que es capaz de alejarnos de todo mientras nos fundimos mirándolo durante un rato? ¿Quién va a defender al que alberga algunos de los mejores manjares? ¿Quién va a defender a ese inmenso personaje de la naturaleza que ha sido capaz de salvarnos tantas veces de nuestros propios naufragios? Le debemos tanto y tan bueno, que creo que sólo por eso merece que haya  justicia.

4 de noviembre de 2013

Mi momento. Noviembre


Si hay un olor que me encanta es el de la manzanilla, y sus flores unas de mis favoritas. Adoro las margaritas desde que tengo recuerdos, sencillas y frescas. Son de esas cosas bonitas por naturaleza. Así que el otro día encontré un gel de baño con este aroma y evidentemente se vino conmigo a casa. Huele tremendamente bien. En estos días con tanto trabajo y tantas horas fuera, regresar a casa es todo un premio. Sentirse resguardado, desconectado de todo lo que hay al otro lado de la puerta. Es la hora de un buen baño. Silencio. (o buena música, que en este momento viene a ser lo mismo)

Comienza Noviembre, me esperan cuatro semanas intensas y las recibo con muchas ganas de desgranarlas poco a poco. Presiento que va a ser un buen mes, intervalo entre otoño y Navidad. Le tengo especial cariño a los Noviembres, los recuerdo siempre como meses de renovación, de calma y paz, y a pesar de ser el mes más oscuro del año a mi suele traerme mucha luz. Hay días de nubes negras cargadas de chaparrones que serán una delicia para verlos con la cristalera del salón por delante. Lecturas en tren que me acompañan ahora que las noches llegan a media tarde. Me llegan imágenes de Leonardo posando con su balón y me dibujan una sonrisa más grande. El domingo en casa de la abuela tiene olor de manzanas de la huerta recién cortadas que pronto serán membrillo. Delicioso. 


Y esto están siendo mis días, los que vendrán nadie puede saber cómo serán. Al fin y al cabo, quizás la vida sea confiar en uno mismo, poner ilusión en cada momento, no perder las ganas, y vivir como si esto terminase mañana, o como si no fuese a hacerlo nunca... ¿Y qué más da cuando termine? de saberlo nada tendría sentido, la vida perdería eso llamado sorpresa y entonces, ya no sería vida en el sentido completo. Vivir es no saber qué va a ocurrir en el momento siguiente. Es la sorpresa, la incógnita por despejar, las ganas de descubrir, las ansias por aprovechar cada instante. A pesar de que muchos lo que hacen es con el calendario en mente y el reloj en la muñeca sea planear lo que vendrá, estimar cuándo llegará, prevenir lo siguiente... Así momento tras momento mientras el tiempo fluye imparable. Vivir en un futuro que nunca llega es la peor de las opciones para utilizar la existencia que nos han brindado. Creo que nunca he vivido tan intensamente como lo hago desde hace un tiempo para aquí; nunca he creído tan firmemente que esto es fugaz y que tenemos el deber de ser felices. Habrá momentos en los que la cuerda esté floja, en los que estemos a punto de caer al vacío y eso no importará mientras confiemos en nuestras propias alas para hacer de esto algo que merezca la pena recordar.
"Cuando confíes en ti...
Sabrás vivir" Goethe
Os dejo una canción que está poniendo banda sonora a mis días, lo último de Luz Casal. No es que Luz vuelva, es que nunca se ha ido. Esperando con impaciencia su nuevo trabajo, espero que os guste tanto como a mi.

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