Hay ojos que conmueven. Música que conmueve. Imágenes que conmueven. Hay sonrisas que conmueven. Y después hay ojos, música, imágenes y sonrisas sin más, que se entremezclan en todo el collage llamado mundo. Como un relámpago, nos traspasa sin necesidad de reflexión. Inmediato y personal. Lo que conmueve no es generalizable, sólo puedo hablar de lo que a mi me conmueve; coincidiré con otros muchos, pero no en la misma forma ni igual intensidad. Ver fotos me transporta, como la música, y si ya se unen las dos cosas en la misma dirección son capaces de conmoverme, de estremecerme o de llevarme, como ahora mismo, a aquella calle en Venecia por la que caminaba a comprar el pan en una mañana de lunes mientras hablaba por teléfono con mi burbuja preferida. Hay momentos que sin saberlo se han quedado guardados y ahora, tiempo después, algo consigue conmovernos.
Me conmueven las
sonrisas sinceras, fáciles de reconocer, de captar, y de disfrutar. Me despierta el acento porteño que susurra. Mi
paladar es difícil de conmover, pero aquel brownie en Au Gourmand lo consiguió con creces
(algún día os hablaré de Au Gourmand). El
mar enfurecido, azul y agitado, me apasiona; o calmado, casi dormido. Creo que podría pasar horas mirando al mar. El dolor que provocó el tener que despedirnos para siempre fue arrebatador, se estaban llevando mis recuerdos, sus abrazos que eran míos. Se iba una de mis burbujas.
Conmoción en el adiós. Me perturban las peleas desde que tengo recuerdos, discusiones y chillidos me inquietan al extremo. Me conmueve algún
texto, algún poema de esos que te encuentras, lees y quieres quedarte a dormir en el espacio que sigue al punto y a parte. La
música consigue removerme como poco
(pero la música merece su propio post). Cuando advierto en el otro esas
lágrimas que no brotan y se cuelan hacia dentro. Me conmueven. Las pestañas que esperan. Un árbol de navidad que se enciende.
Las grandes preguntas de los más pequeños. Cualquier calle perdida de
Amsterdam. Unos
ojos azules que me sirven de brújula. Los besos con mensaje y los
abrazos con historia. El instinto animal, algunos
animales seguro que tienen alma. Me conmueve la gente capaz de mostrar sus debilidades, exhibiendo así su fortaleza. La luz: la de las velas, la del sol, la de esta lámpara en este salón, la
luz en la noche. La luz puede enternecerlo todo. Escapo de la
oscuridad que me inquieta.
Dime qué te conmueve y sabré porqué eres tan singular.
No me quiero creer que no sienta nada...
Algunas de esas pestañas que esperan. Los ojos azules con los que perderse...
¿Quién no desea quedarse a dormir entre estas letras?
Mirando el mar... parece que tuviese todas las respuestas.
Brownie en Praga... exaltación de paladares.
Una calle perdida de Amsterdam en el barrio del Joordan.
Estas y las
cartas que recibo últimamente en mi buzón,
(por el proyecto 52 weeks for mail). Vuestros
comentarios en este buzón virtual; sólo el haber cedido vuestro tiempo y vuestras palabras impresiona. Un
dibujo que quizás no sea el mejor en la técnica, pero es el mejor en el fondo. Hay tantas y tantas cosas que me conmueven... estas son algunas. Las he ilustrado con
imágenes, ya que tengo bastantes
que quiero mostrar y, por fin, he encontrado el momento. Y sin saberlo, ya sabéis algo más de esta Estrógena que siempre os espera en un sofá.
Que siempre os espera para hablar.
Mymelstarbucks deja la palabra. Gracias por la palabra. Quiero que me conmueven esos bloggers que tienen la palabra: vosotros.