Tenía una entrada preparada con imágenes de lo que está siendo mi Noviembre, con los primeros vientos del invierno que camina hacia nosotros, ¿o somos nosotros quiénes caminamos hacia él? A veces no está muy claro quién camina hacia quién, aunque visto desde fuera siempre se despejan todas las dudas. Ves que dos personas se encuentran y sabes quién es el que se encamina hacia el otro y quién el se deja recibir. La tenía casi lista pero ha sucedido algo que me ha sacudido como una ola de esas enormes cuando el mar y el viento están en plena discusión. A través de comentarios y enlaces en redes sociales es como me entero de que aquel petrolero hundido está a punto de salir a la superficie para contar toda la verdad. Es así como me entero, y me entristezco, de que la naturaleza no es querida ni valorada en la actualidad. Y me entero de que el par antecedente-consecuente aquí no tiene sentido. No hay consecuencia tras los actos sucedidos y todas las secuelas provocadas. Lo siento, no lo entiendo. Parece que el humano proyecta más esfuerzos en cuidar lo que ha creado él mismo que lo que le ha sido dado, porque claro ¿quién construyó el mar o el bosque? ¿Existe acaso una regla no escrita de que en tierra de nadie que cada uno destruya por donde quiera? Porque parece que eso es lo que dejan entrelineas. Impunidad por maltrato a lo que no pertenece a alguien concreto. Tantos años después, tantos dossieres, testigos, peritos. Tantos papeles llenos de palabras vacías, tanta documentación indocumentada, leyes que caen a un lado de la balanza y fiscales protectores, para llegar a la conclusión de que allí no ocurrió nada grave. No hay culpables, no hay consecuencias ni responsabilidades por parte de nadie. Todo aquello dicen que fue una pesadilla de unos gallegos que miraban al mar mientras todo se volvía cada vez más negro. Lo siento, sigo sin entenderlo. ¿Esos inocentes y quiénes los han juzgado lo creen de veras? ¿De veras hay sentimiento de inocencia? Porque entonces se han creído su propia ficción. Yo sin entender nada, triste e impotente ante esta situación pienso: ¿Quién va a defender a ese que nos baña en verano a pleno sol? ¿Quién va a defender a ese que es capaz de alejarnos de todo mientras nos fundimos mirándolo durante un rato? ¿Quién va a defender al que alberga algunos de los mejores manjares? ¿Quién va a defender a ese inmenso personaje de la naturaleza que ha sido capaz de salvarnos tantas veces de nuestros propios naufragios? Le debemos tanto y tan bueno, que creo que sólo por eso merece que haya justicia.
Es una manera elegante de lo que yo escribía con palabras malsonantes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuánto tiempo sin verte por este sofá para hablar, me alegra encontrarte por aquí. No sé si elegante pero a mi me ha dejado una mezcla de sentimientos encontrados el saber que no pasa nada... indignante.
EliminarMuua!
lo pagaremos caro, aunque no lo suficiente para verlo.
ResponderEliminarpena de mundo que lo "gobernamos" nosotros y nuestra mierda de supremacía...
Sí, una pena horrible que pasen estas cosas y sobretodo que las cosas queden así, como si nada hubiese pasado.
EliminarUn beso guapa!