Ahora, y creo que quizás sin pretenderlo, habéis sido vosotros los que me habéis dejado pensando y sin palabras para responder. Indescriptible la sensación que se queda dentro tras desenvolver vuestros mensajes. Alguien me dice que cerrar esto sería como dejar a quién amas porque la relación se ha estancado, para comenzar otra relación que con el tiempo, posiblemente, también se estancará. Y así sucesivamente. ¿Cómo no quedarse pensando?
Este sofá comenzó como una aventura de la que desconocía su duración vital; y es que, ¿quién puede saber cuánto durará algo que acaba de nacer? El tiempo se fue sucediendo con posts esparcidos; con bloggers y algunas de mis burbujas que se hacían su hueco aquí; con palabras y más palabras en un sofá para hablar. Hablamos largo y tendido durante casi tres años y medio de forma ininterrumpida. Sin embargo, mi impresión fue que se había quedado estancado y soso. Repetitivo. Por lo que decidí darle un cierre. No me gustaría que quedase abandonado, sin su particular fiesta de despedida. Por ello, en el post anterior pedía vuestra opinión para elegir entre todos cómo cerrarlo.
Ahí comienzan vuestros comentarios, vuestros mails cargados de historias que darían para varios posts. En algunas me esbozábais la sonrisa sin vuelta atrás; con otras, tempestades en mis ojos. Y me dejásteis haciendo retrospectiva de estos años de sofá. Recuerdo palabras y más palabras en esos martes en los que "Los bloggers tienen la palabra"; buscando imágenes para los posts; eligiendo música que fuese capaz de transportaros con el texto. Recuerdo lo mucho que tardaba al principio en terminar todo el proceso; recuerdo leerlos a quién tenía al lado antes de publicarlos (suplicio al máximo para el oyente, jajaja). Imborrable el momento en el que El blog de Estrógena se fue a una radio argentina con nombre que evocaba a mi adorado Cortázar (gracias Pato). Me acompañásteis en momentos muy, pero que muy bonitos; y en otros feos, tanto como esas despedidas a las que llaman muerte. Una allá por marzo del 2010. Otra, el mes pasado. Compartimos inviernos, primaveras, veranos y otoños. Alguien me dice que el nombre me queda como un guante, y no sé si me queda bien o mal, pero lo siento mío, tanto como mi propio nombre. La palabra Estrógena lleva toda mi esencia, esa que queda al descubierto mientras he traído hasta aquí lo más mío: viajes, música, sol, recuerdos, literatura y reencuentros. Trozos de vida y mi perfume de rosas. Cumpleaños y navidades. Inspiraciones compartidas y esto lleno de velas.
El sofá como reunión. Hay familias a las que no podríamos imaginarlas sin su sofá, los Simpsons, por ejemplo. Conste que aquí también tuvimos a nuestro Hommer particular, aunque no comentase públicamente. Y así, entre todos nos hemos convertido en una familia capaz de hablar de todo lo que se terciaba. Aquí me reencontré con un amigo de la infancia, que nos habíamos perdido durante años, y descubrimos que la vida sigue igual. Hasta aquí llegó la pareja de alguien que había sido mi pareja, lo que para otros sería increíble sucede en este sofá. Pero todos, absolutamente todos, tienen su lugar para decir lo que desean. Con algunos he mantenido grandes conversaciones, con otros nos hemos confesado los miedos, los miedísimos y los deseos. Hay a alguno al que creo que sabría ponerle cara sin haberle visto. Y hay una a la que me encantaría conocer. Sin todos ellos esto no existiría. Siempre he dicho que esto es por y para vosotros.
Muchos sois los que de forma pública y privada habéis asociado este cierre con la posibilidad de un mal momento personal. El cierre, tal y como he dicho, viene por ver estancado el blog. Pero cierto es que, tras un par de meses de hospitales, preocupaciones y despedidas, quizás no sea el momento en el que más aflore la inspiración. Con el tiempo uno entiende muchas cosas, esa habilidad para esconder los sentimientos más grises en mi parece ser genética, como un optimismo que se vuelve salvavidas. Los lamentos sin desvestir la sonrisa se vuelven marca de la casa. Cuánto nos cuesta mostrar esa desolación, temiendo que si uno se viene abajo, los demás se vengan con él. Nos sostenemos unos a otros con la sonrisa maquillada y el ímpetu dibujado, mientras la aflicción salta en solitario. Y esto lo portamos todos, como el apellido. Por eso, este sofá muchas veces fue cobijo de alguna lágrima a escondidas. Y después, me quedé dormida pero nunca, nunca sentí el frío. Para que luego digan que las palabras no dan calor...
Me voy unos meses, necesarios para recomponer y arropar a los que siento que más lo necesitan. Un otoño para coger aire, para sacudirme el desánimo; buscando el reposo y la energía. Por Diciembre prometo estar de vuelta con la maleta cargada de inspiración. El año pasado me reconcilié con la Navidad para siempre, tanto que comencé el año pidiendo "una Navidad como esta que dure todo el año", así que ésta no puedo perdérmela. ¿Hacemos un trato? En unos meses estoy de vuelta (mejorada), quemamos lo feo del 2012 y, nos tomamos las uvas juntos ;)
¿Qué os parece la alternativa? ¿Os veré por aquí? ¿Qué os inspira este sofá y Estrógena? ¿Aceptas el trato?
Y como siempre, todo lo que desees comentar...