28 de noviembre de 2012

Casi unas "inspiraciones compartidas"

Magic Moments by Perry Como on Grooveshark lluvia ahí fuera, velas y esto que suena a Navidad...
Tengo varias fotos de las últimas semanas para compartir. Algunos momentos para salvar de este otoño que se desgrana despacio y veloz a la vez. Estaba subiendo a la página de facebook (abierta al público) una de ellas, cuando he pensado compartirlas todas aquí, aunque no tenga muchas palabras. Últimamente siento que me quedo sin ellas.

En un rincón del norte, Galicia. El mar tiene algo especial, me lo quedo con todos sus vestidos. "La hemos vuelto a hallar, ¿qué? la eternidad, es el mar fundido con el sol" Rimbaud
la Navidad ha llegado a casa de mamá. Estas galletas las elabora una de sus mejores amigas, las recuerdo desde la infancia. Han pasado los años pero confirmo que siguen igual de exquisitas. Detalles así consiguen emocionarme, hacen grande a quién los hace, y enorme a quién los recibe. Las recuerdo como las galletas-estrella de los deseos, yo nunca quería desayunar y cada una servía para pedir un deseo. Aquello se quedó en el inconsciente, he repetido el ritual, y he pedido varios deseos. Son mágicas, están hechas con amor y los cumplen todos, pero sólo si están pedidos con el corazón. 
Plantas que florecen en pleno Noviembre. Le tengo un gran cariño a este mes oscuro y frío, que suele traerme mucha paz.  A este todavía le falta traerme un par de noticias que espero con muchas, muchas ganas. Venga Noviembre, hazme florecer a mi también. 
por cosas como estas uno desearía volver a la infancia. Papá/Mamá Noel vayan tomando nota  de regalos para niños viajeros. Londres y Nueva York... falta uno de Amsterdam y tendría la colección completa de esas tres ciudades de las que nunca, nunca, nunca me aburriré. 
Esta no es de estas últimas semanas, sino de primavera. La había subido ya en un post a la vuelta de un viaje. Ahora estaba mirándola, en la imagen posiblemente nadie vea más allá de una botella y dos vasos. Medios llenos o medios vacíos, dependiendo de cada cual. A mi me evoca mucho esta imagen: un viaje a Copenhague que fue renovación; una primavera con ese arquitecto de lados incorrectos; jugar a palabras encadenadas en el puerto, delante de estos vasos. Perderme de vuelta a casa y morirnos de risa cuando le encontré, escondido viendo cómo me perdía. Tú, que estás leyendo esto seguro que tienes muchas imágenes guardadas en las que prácticamente nadie vería nada, mientras tú eres capaz de volver a aquel mismo momento, a aquel lugar. Míralas, cada vez que lo hagas, el instante revive un poco más. Porque la fotografía es eso, que el instante no muera nunca. Aunque a veces duele mirar, duele volver. 



¿Cómo está siendo tu Noviembre?¿Ha llegado la Navidad para ti?¿te gusta? ¿Alguna imagen que evoque mucho para ti y quieras comentar?
Te traigo una galleta-estrella... ¿qué deseo pedirías? prometo que se cumplen :)

Aprovecho para dar las gracias a todos los que habéis colmado el correo con abrazos y palabras llenas de mimo. A todos los que llegáis al sofá aunque sea de forma privada. No he tenido tiempo, o quizás palabras y ánimo, para responder a todos como me gustaría, de forma personalizada y deteniéndome en cada uno, pero por supuesto que lo haré. Esta más que merecido. De veras que me he emocionado mientras os leía; no sabía que a este sofá llegaba tanta gente, pero sobretodo no sabía que ahí detrás hay tanta gente realmente especial. Yo ya decía que tengo a los mejores bloggers del mundo mundial. Gracias a tod@s. Un abrazo. 
Estrógena. 

22 de noviembre de 2012

MÚSICA. PALABRAS ENCADENADAS.

Hoy es el día de la Música. No podía faltar un lugar para ella en este sofá, porque yo sin música ya no sería yo. Porque siempre ha conseguido salvarme y, porque siempre, siempre, siempre me ha acompañado. No tengo recuerdos de mi vida sin música. Miles de momentos guardados en mi memoria, pero todos llevan anudada una música. Esto me enlaza con más casualidades encadenadas, si es que podemos llamarlas así. Esta tarde me ha llegado una imagen de Buenos Aires florido por los jacarandás. Me la envía un amigo reencontrado, un princeso de la infancia. Me dice que al verla le fue imposible no acordarse de mi y de mi arquitecto de lados incorrectos. Cuando la he visto mis ojos estallaron como esos jacarandás. La imagen y unas escasas pero justas palabras consiguieron sacudirme. Una mezcla de nostalgia, de ilusión porque vuelva; de esperanza porque le espero; de miedo porque los pronósticos se cumplan. Unas ganas tremendas de un Buenos Aires que nos prometimos juntos. 


¿A qué viene todo esto hablando de música? La patrona de la música es Santa Cecilia y hoy es su festividad. Yo siempre he pensando que si un día tuviese una bebé le llamaría Icía (su variante en gallego). Otras versiones dicen que Icía también podría venir de Ledicia, que significa "gran alegría". Me parece un buen significado para el nombre de una bebé. Porque seguro que es eso, una gran alegría. Por otra parte, además de patrona de la música, lo es de la poesía, de los ciegos, como Santa Lucía (y yo me llamo así), y de la ciudad de Mar del Plata, al sudeste de Buenos Aires. Su origen lo remontan, posiblemente, al barrio de Trastevere en Roma, sin duda la parte que más me gusta de la ciudad eterna, uno de esos lugares especiales. Cecilia. Icía. Alegría. Música. Poesía. Lucía. Buenos Aires. Trastevere. No creo en santos, pero me ha encantado la cadena de palabras encadenadas, trocitos de esta Estrógena que aquí os escribe. 


Lo difícil es escoger una canción, así que hoy la música la ponemos entre todos. Decía Nietzsche que "La vida sin música sería un error". Comprobado. 

¿Qué música le ponemos a este post? Una canción que te haya marcado, alguna con la que te quedarías y quieras compartir... Intercambiemos recomendaciones musicales en el día de la música.

18 de noviembre de 2012

Te volví a soñar... y la llamé

Just So by Agnes Obel on Grooveshark
Miércoles 14 de Noviembre, mientras España se paralizaba en una huelga general yo mantenía una de las conversaciones más tristes de toda mi vida. Al terminar, me quedé más paralizada que el país por completo, congelada y viendo sin ver nada. Una noche de Octubre soñé con ese arquitecto de lados incorrectos del que os hablo a veces; sí, te soñé en un hospital, dormido y lleno de cables, quizás sabiendo que estás allí. No volviste a mis sueños. Sin embargo, la madrugada del miércoles te volví a soñar. Paseábamos por la calle, nos deteníamos en paso de cebra, y de repente, estaba ella a nuestro lado. Os mirábais, os sonreíais pero no os acercábais; no hubo ni una palabra. Nosotros continuábamos paseando y yo te decía: "No le has hablado, ¿por qué?"; y tú me respondías: "Porque no puedo, no puedo hablar. Yo quería hablar con ella, pero no podía". El inconsciente salió a relucir, quizás sabiendo todo lo que sé y sabiendo todo lo que ella ni sospechaba. Así que me desperté entre ese sueño pesadilla y, pensé que era el día para hacer lo que llevo sopesando cientos de veces desde hace unas semanas. Y te volví a soñar... y la llamé. 
Era el día para descolgar el teléfono y dejar que sonase hasta que ella contestase. Lo hice. Le conté esta realidad que abruma y deshace. Rompí la que podríamos llamar nuestra promesa y sentí como, a la vez, ella se partía en mil pedazos escuchando todo aquello. Escuchaba incrédula, temerosa y, entre lágrimas dijo algunas frases de esas que no dan opción a añadir más. Unas en concreto consiguieron estremecerme como nunca antes. Y me sentí de todo menos desleal. Confirmé que ella sí tenía que saber lo que está ocurriendo, por lo importantes que habéis sido el uno para el otro. Poder decidir si quiere (o puede) despedirse de alguna forma, ahora que todavía hay tiempo. Pero parece que quiénes se aman de veras nunca consiguen despedirse, y lo que deseé más que nunca es que volvieses; que tuvieseis tiempo suficiente para contaros todo esto que ahora sé yo, y que deberíais saber vosotros dos. Encerrar el orgullo y el miedo en un cajón y declararos todos los sueños pendientes. Entonces soñé  despierta, e imaginé como uno cuando quiere creer que la suerte, en algún momento, también tiene que cambiar. 
Un trocito de mi captado por ese arquitecto de lados incorrectos, una de sus últimas fotos. Por ahora.
La conversación me agitó, retorció mis adentros. Una sensación de vacío. Me sentí marchita. Si ya la situación me parecía injusta, me causaba rabia, impotencia y una tremenda tristeza; ahora me da más todavía, tanto amor en juego y, ¿esto va a terminarse así y ahora?¿Uno debe creer los pronósticos de esos que supuestamente saben de lo que hablan, o pensar que aún puede haber un reencuentro? Sólo sé que me he guardado en la cartera tu última mirada, en la que me dijiste justo antes de embarcar: "Espérame, nos espera Buenos Aires", y sólo por esa mirada me aferro a la última opción. 

4 de noviembre de 2012

Rescatando: Toma III

The Promise by Bruce Springsteen on Grooveshark música para una promesa...
Me balanceo entre dos palabras para rescatar en estos días, me quedo con PROMESA. (post completo pinchando sobre la palabra)
"Promesa puede ser ofrecimiento o garantía. Pacto quizás. Unas flores o el mar entero. Mi tiempo y mis ganas. Una carta mientras me despido en un aeropuerto. Promesa de una espera, de un nuevo encuentro, allí o allá, con el lugar y la fecha todavía incógnitos pero encontrarse de nuevo y por supuesto, mejorados. Promesa siempre habla de voluntad y compromiso."
"Hay promesas que se hacen sin palabras, ni firmas, ni cuños. Esos compromisos libres, lejos de la palabra obligación. Las promesas siempre esperan ser cumplidas y, hay que cumplirlas hasta el final."

Llegaste y la sorpresa se hizo contigo. Pero supe que algo no bueno pasaba cuando te abracé riendo y tus ojos se inundaron. Creo que mi gesto hizo la pregunta por mi y me dijiste: "lloro por verte, por verte reír como siempre". No tardaste en contarme tu secreto, ese que llevaba semanas contigo a solas. Una vez más mostrabas tu resistencia para soportar las dificultades en soledad. A veces, ver tanta fortaleza junta estremece, y a mi se me partió el alma en mil pedazos. Llegaban los que serían nuestros últimos días hasta hoy, necesitabas que te espantase el miedo, y yo lo intenté aunque no sé si lo conseguí. Yo luchaba por espantar el tuyo mientras el mío me invadía, mi miedo a lo que ahora ocurre. Hubo tiempo para momentos compartidos y mientras, sin perder tu humor particular, hablamos de todo como si el tiempo se nos acabase. Siempre lo hicimos así, agotando hasta el último minuto, prolongando conversaciones que no querían terminar, pero esta vez más que nunca. Y me pediste una promesa: el secreto se quedaría entre nosotros, entre unos que tú habías elegido. No eran familia, y no me sorprendí. Y ahora que nos avisan que se termina el tiempo estoy tentada a romper la promesa. Me siento desleal por romperla pero insensible por no permitir que ella pueda despedirse de ti. Yo si fuese tú, querría que mantuvieses la promesa. Pero si fuese ella, me moría por verte una última vez. Y así estoy, entre aguas y no sé a qué orilla nadar. A mi lo que me gustaría de verdad sería encontrarte al llegar, otra vez más, junto a estos neones. 
 
Nos hicimos la promesa de volver a encontrarnos, quizás en este aeropuerto, o quizás en el último que nos despedimos, pero volver a encontrarnos. Nos hicimos la promesa de que si saltabas esto teníamos que hacer algo inolvidable, de esas cosas que uno no olvida en la vida. Me decías que tú necesitabas aire bueno y me pusiste una canción de Calamaro, ahora prohibida para mi; entonces, nos prometimos Buenos AiresLas noticias que van llegando me sacan el aliento a mi también, pero no quiero perder la esperanza de que ahora falle esa fortaleza que siempre te ha caracterizado. La semana pasada llegó la noticia mala entre las malas, y me acurruqué en este silencio que tiene las manos frías. Sin dormir, sin comer, pensando sin pensar. Es rabia, es impotencia, es dolor. Es vacío, pero sobretodo es la pena que me da tener que decirte adiós. Y entonces pienso que entre nosotros prometimos que no habría nunca adiós. Y esa promesa sí vamos a cumplirla hasta el final. Yo sé que no hay olvido que pueda ganarle la batalla a todo esto que somos tú y yo. 

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