16 de febrero de 2015

Tras la tormenta...

A veces estamos tan atentos comprobando si vamos por el camino correcto, si lo estamos haciendo bien, si perdemos lo que hemos conseguido, si... Y atendiendo a todo ello se nos olvida disfrutar del viaje, incluso a veces se nos olvida si de veras estamos de camino a dónde queremos ir
Casi sin darme cuenta ha pasado un mes y medio de este 2015. Ha llegado intenso y veloz. Un poco asfixiante en algunos momentos, de los que me he evadido como buenamente pude. Me he encontrado entre la niebla espesa de Zamora un día cualquiera; he llegado a conventos convertidos en puntos de venta de multinacionales de moda. Me he montado mi oficina ambulante al borde de la galería del salón para recargarme con los rayos de sol de Enero. Horas y horas de trabajo que se volvían interminables. Y mientras, nos hemos tenido que encontrar (y soportar) a personas que nos aburrían mucho, pero mucho, mucho. Son esas cosas que nos absorben energía de forma brutal. 
 
Y para evadirme del aburrimiento y a la vez sacudirme la mezcla de apatía, agotamiento y opresión que iba acumulando, busqué luz y aire fresco hasta en lo más insignificante. Y lo hay. Os prometo que lo hay, sólo tenemos que buscarlos. Me distraje paseando por la playa en una mañana de domingo con el sol en la cara. Esa mezcla de sol y brisa marina fría en la cara es una sensación que despierta y renueva. Puse fin a la semana y al propio viernes cenando en un genial sitio con una estupenda compañía. De esas personas que traen aire y luz. Imaginé estrellas brillantes en el techo, porque nuevamente la vida nos dice que no importa si no existe algo, podemos crearlo. Si no podemos ver las estrellas, creémoslas. Me fui a soplar las velas y a cantarle cumpleaños feliz a una gran amiga que por más años que cumple la sigo percibiendo igual de joven que hace siete años atrás. Definitivamente, la edad está en el alma. Me senté en el que siento mi banco y con el mar enfrente dejé ir la vista hasta la línea del horizonte, dejándome perder en el azul del cielo y en el sol que se asomaba entre nubes blancas. Tengo gafas nuevas para comenzar a leer un nuevo libro ahora que el tiempo y yo vamos al mismo compás, y tengo el momento para poder leer con calma. Me regalaron flores, exactamente margaritas, mis preferidas. Olivia me ha echado una sonrisa, y sin ser consciente se me ha dibujado otra en mi cara. Porque a la vida hay que sonreírle y entonces, cuando menos lo esperes te devuelve la sonrisa. 
Feliz semana! Y no dejen de sonreír :)

Y a vosotros, ¿cómo os está yendo este comienzo de  2015?¿dónde encontráis vosotros aire y luz?

4 comentarios:

  1. Se me había olvidado lo bonito que escribes :)
    (¿Las fotos son tuyas? porque las hay.... <3)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. OOohhh... muchas gracias Clara :) Siiii, las fotos y las palabras, todas mías para compartir con vosotros en este sofá para hablar. Muuuchas gracias guapa!

      Eliminar
  2. Un post genial con mucho optimismo, a veces gusta leer cosas tan positivas y con tanta fuerza. Acabo de descubrir tu blog, me quedo por aquí :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Marie. Bienvenida, siéntete como en casa :) Un abrazo enorme!

      Eliminar

Cuenta lo que quieras, recuerda que esto es "un sofá para hablar"...

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails