11 de octubre de 2015

Hygge

Qué lío esto de la educación, no? ¿dices que no, en serio? Claro, igual no eres madre o padre y no estás en este embrollo de no saber qué decir o hacer en determinados momentos. Igual tampoco eres tío o tía, ni abuelo, ni padrino o madrina, ni maestro… Y a lo mejor tampoco tienes un amigo o amiga con pequeños retoños. A ver, que no sé si es mucho lío lo de la educación, yo sólo pregunto por lo que he visto y por lo que estoy viendo a menudo. Unos se pasan al adiestramiento, otros se ven desbordados, otros enfatizan lo intelectual dejando lo moral de lado, otros se olvidan de jugar (qué pecado imperdonable!)… Educación se confunde con tantas otras palabras, unas cerca y otras lejos del concepto que yo tengo. Y es que al final, la gran mayoría del concepto que yo tengo de educación es el que he recibido. Curioso esto.
En un viaje a Copenhague conocí en vivo lo que significaba "Hygge", es una palabra sin traducción literal pero significa algo así como comodidad, intimidad casera, sensación de bienestar, disfrutar de lo acogedor… Eso se aprende desde muy temprano y viven en consonancia a ello, toda una vida llena de "hygge". Allí la escolarización no trata de hacinar niños en una clase obligados a aprender conceptos de memoria, sin saber dónde o cuándo aplicarlos. No, no, no… Allí se aprende a jugar, a relacionarse, a desarrollar creatividad y autonomía, en un ambiente adecuado para un principiante en la vida. Y eso es tremendo, por no decir bárbaro. Por no decir brillante. 
Habría tanto que contarle y explicarle a un niño sobre las instrucciones de uso de la vida y el planeta, además de las indicaciones de uso de salvavidas y salidas de emergencia, que sólo pensarlo abruma.¿De verás le han traído hasta aquí para hacerle vivir este tedio soporífero? Que no, señores, que no es necesario, de verdad. Vamos a hacerlo sencillo, vamos a ir a lo pragmático, pero eso sí, con amor, eh? que sino no sale bien. Habrá que poner música para ir ambientándonos, y así escuchar a los Beatles, a Dylan, a Nina Simone, a Machín, a Dean Martin, a Gardel, a Harry Nilsson, a Sam Cooke, a las Supremes, a Caetano Veloso, a Louis Prima, a Pachelbel y mil más, en lo bueno y en lo malo todos los días de su vida. Todo niño que se precie tiene que bailar, es así como la energía recorre cuerpo, alma y mente y se recicla una y otra vez. Vivir en directo un concierto de Springsteen será menester en cuanto sea posible (os lo digo yo que sí) y a falta de eso, montar uno en el salón. Probar la buena poesía y los buenos cuentos, ya llegará el momento de la novela. Digo probar porque la poesía es como el vino, hay que olerla y saborearla a pequeños sorbos. Y así, se comienza leyendo a los clásicos, luego los actuales, luego se regresa a los clásicos y te gustan todavía más. Jugar, jugar y jugar. Jugar a ser mayor para que cuando lo sea se lo siga tomando como un juego, será la forma más divertida de (sobre)vivir. Encender velas cuando cae la noche y soplarlas pidiendo deseos antes de ir a dormir. Deberá ver una vaca de cerca lo más pronto posible, y un cerdo, y un perro, y una gallina… Todos los animales que pueda. Conocerlos de cerca y sentir su energía. Pasear descalzo por la playa y por la hierba, haga frío o calor, conectar con la naturaleza y sus ritmos. Cultivar plantas y flores, ver cómo crecen y echarse una siesta a la sombra del árbol después de recoger manzanas. Cocinar, saber escoger buenos productos, prepararlos, catarlos y compartirlos en largas sobremesas con algunos de los que hacen su vida más confortable. Encontrar su refugio, será importante saber dónde está el botón de "stop" cuando quiera bajarse un rato del mundo. Relacionarse con niños y con ancianos, con gentes de diferentes lugares, diferentes culturas y diferentes humores, así irá catando esta mezcla llamada humanidad. Y viajar, cuanto se pueda, conocer otros lugares lejanos y cercanos, aprender a valorarlos y regresar a casa quizás sin saber dónde está ese sitio en el mapa pero con ganas de volver a una playa tan enorme como aquella. No podrán faltar los lápices, los rotuladores, los pinceles y las pinturas, la vida es del color con el que la miras. Aprender palabras sobre la marcha y ponerlas en práctica, a la vida hay que ponerle palabra. Y bueno, quizás habría que sacar la mesita del salón, esa que es realmente prescindible y no veáis el juego que da ese espacio para las volteretas, para las obras de teatro improvisadas, o los bailes de salón. Nunca mejor dicho. Aprender esas cosas que los abuelos y abuelas saben, como interpretar las lunas, predecir el tiempo, sacar las manchas de hierba del pantalón, que el bizcocho salga jugoso, encontrar el momento justo para dar un abrazo mayúsculo… Esas cosas que todos deberíamos saber. Todo esto en un ambiente de paz, de humor y amor; respetando los ritmos de cada uno, con conciencia en cada gesto, en cada momento. Eso sí, nos haría falta también, al menos un adulto (da igual el sexo y la orientación sexual) responsable y generoso, que se entregue en esta etapa y aporte equilibrio y afecto de forma constante y renovada. Se podrían añadir mil cosas más pero para comenzar será suficiente. Y como dicen los daneses: “Kom, lad os hygge os!” que quiere decir “ven, vamos a disfrutar de nosotros mismos”. Pues eso, vamos.

9 comentarios:

  1. Qué complicado el educar... sin duda lo mejor es la intuición, la empatía, la escucha, la verdad y los menos condicionantes posibles (cosa realmente difícil). Disfrutemos de nosotros mismos, sí.

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    1. Qué alegría verte por aquí Paula :) Siii, un tema difícil, sin duda… Intentemos disfrutar un poco más de nosotros mismos. Muua!!

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  2. Qué bonito Lucía :) Me quedo con cada reflexión que nos cuentas y cada detalle, imprescindible en la vida de todo niño (y en la de adulto, por supuesto) La vida es un contínuo aprendizaje, pero hay que empezar jugando, descubriendo, indagando en todo lo que nos rodea, y como dice esa gran frase que nos traes, disfutando de nosotros mismos. La música, las palabras, la naturaleza, los animales, esas obras de teatro en el salón... Todo eso y mucho más, es pintar la vida de colores. Y la infancia está para eso sin duda... para exprimirla al máximo y cuando de mayores miremos hacia atrás, pensemos "¡caray, aquellos maravillosos años!" :) Precioso el post, y precioso como lo has transmitido. Besitos guapa! ;)

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    1. Muchas gracias Moni. Me alegro de que te haya llegado así, que pasados los años pensemos que tenemos un gran tesoro compuesto de buenos momentos. Besos guapa!

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  3. Que post tan bonito,no puedo estar mas de acuerdo contigo,educar es vivir,educar es tener estimulos,es motivación...y sobre todo disfrutar con ellos!
    Besitos

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    1. Muchas gracias Sonia, por supuesto que sí, educar es todo esto y mucho más, pero hay que empezar por enseñar a disfrutar y sobretodo, disfrutar de nosotros mismos. Muua!

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  4. Por lo que veo he encontrado tarde esta entrada pero las palabras escritas siguen siendo inspiradoras. Te escribe una futura maestra y no puedo estar más de acuerdo contigo.
    Y en lo que respecta a Hygge... no words.

    ¡Bravo!

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Cuenta lo que quieras, recuerda que esto es "un sofá para hablar"...

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