
Encontrarse. Conocerse. Disgustarse. Sin reencuentro.
Encontrarse. Perderse. Conocerse. Entenderse. Perderse de nuevo. Separarse. Reencontrarse.Hay tantos y tantos esquemas de relaciones humanas desde que surgen hasta que terminan... Tantos como personas hay en el mundo. Pasado el tiempo pensamos en qué sería de aquella profesora de parvulario, cómo estará ahora aquel compañero de clase del colegio, qué habrá sido de aquella chica que conocí en unas clases de francés... y muchas veces, ha pasado tanto tiempo que hay "no sé qué" que te impide volver a saber de todos ellos. Es bello el reencuentro, sobretodo cuando el reencuentro es deseado por ambas partes. Y cuando ya se añade la casualidad toma tintes mágicos. A veces, hay que dejar los momentos que no son para el recuerdo, en el olvido. Y pensar que si hoy te fueses... ¿¿no te gustaría una última vez de café de tarde, una última cena de risas, una última conversación?? dejemos paso a los buenos momentos.
En el siglo de la comunicación llegan las comunidades virtuales y las redes sociales en las que encuentras y te encuentran caras de tu pasado y de tu presente. "Cómo hemos cambiado!"¿quién no lo ha pensado? y es que puede llegar a impactar, para bien y para mal, ver las evoluciones y deformaciones que se presentan cuando confirmas a un nuevo amigo. Esas cafeterías en la red donde al final nos encontramos todos los que un día estuvimos juntos, todos los que un día fuimos algo, todos los que un día compartimos pupitre, todos los que un día eramos compañeros de trabajo. Todos los que hoy somos algo. Y todos los que somos nada a la vez, es lo que tiene la realidad virtual, que es casi realidad.