Tras el viaje llega el regreso, la vuelta, el hogar de nuevo. Es bello volver a casa, aún con la nostalgia del fin del viaje. Al fin y al cabo, viajes habrá más, pero hogares sólo hay uno, si lo hay. ¡Y qué bello cuando lo hay! El viaje siempre trae algo positivo, no el turismo, el viaje en si. Conocer nuevos lugares, dá igual si bellos o no, conocer nuevos lugares para marcarnos el punto de partida a la hora de juzgar a los que vemos a diario, a los que veremos en el futuro, y a los que un día vimos. Ver nuevas gentes, vivir en otras culturas...Eso es el viaje al fin y al cabo, sin museos, sin souvenirs, sin hoteles de lujo, sin la búsqueda de la estatua típica fotografiada por tantos y desconocida su historia por otros tantos. Evadirte, conocer, perderte y regresar con el mejor de los recuerdos. Eso es el viaje. Ahora ha terminado el viaje, pero no las vacaciones. Por ello, el viaje particular de cada uno de nosotros continúa. Hay que continuar conociendo para encontrar una sorpresa en cada día. Hay que seguir evadiéndose de la rutina para que las telarañas no se queden en el hoy camino de mañana. Hay que seguir perdiéndose para volver a encontrarse. Y hay que regresar, siempre hay que regresar y darse cuenta que el que se ha ido, ha vuelto, pero mejor todavía.
El verbo viajar y tú habeis entrañado una amistad de por vida...
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