El ocaso puede ser algo tan deseado como un atardecer mientras entierras los pies en la arena de la playa, con tu piel caliente por el sol que se remolonea antes de irse. Cuando el cielo acoge a la noche y se forman una mezcla de tonos azules, amarillos, naranjas, rojos... Un cielo que pone el fin de fiesta al día. Y luego hay días que tienen un ocaso temprano, a las 12 del mediodía, cuando el sol se encuentra en el punto más alto puede comenzar nuestro ocaso, en una tarde tranquila puede, de repente, volverse la noche más oscura. El otro día anochecía temprano. Sigo buscando el sol, un sol de mediodía que vuelva a brillar. Te miro desde el cristal, cerca y lejos a la vez. Si sientes que no estoy estando a tu lado saca la parte de mi que has guardado bajo llave. Mi mejor parte, esa que te he entregado hace tiempo, esa que me has cogido en un descuido. No te preocupes, tuya es. Sé que contigo está a salvo pero hoy... sácala.
Rose deja la palabra, y esto sigue esperando palabras vuestras. Palabras nuestras.
Woooow, mi niña, no sé si será la luna, el sol o las estrellas, pero escribes como los ángeles!!!
ResponderEliminarUn besazo
Woooow, mi niña, no sé si será la luna, el sol o las estrellas, pero escribes como los ángeles!!!
ResponderEliminarUn besazo
Al final, siempre sale el sol... verás que sí. Ha salido, no? ;)
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