Tenía otro post, otras fotos de estos días para traer hasta aquí pero, hace un rato me he enterado de que el mundo ha perdido a uno de los grandes contadores de historias de todos los tiempos. Se ha ido uno de los grandes maestros del realismo mágico, ese que tantas veces nos hizo soñar con un libro suyo entre las manos.
Vienen a mi mente varios fragmentos y pasajes de diferentes obras... Algunas frases con las que consiguió aunar los pensamientos y las emociones, llegar a verbalizar lo que configuran mente y corazón como pocos lo han hecho. Recuerdo ese pasaje de El amor en los tiempos del cólera en el al final, el capitán mira a Fermina Daza y "vio en sus pestañas los primeros destellos de una escarcha invernal. Luego miró a Florentino Ariza, su dominio invencible, su amor impávido, y lo asustó la sospecha tardía de que es la vida, más que la muerte, la que no tiene límites. —¿Y hasta cuándo cree usted que podemos seguir en este ir y venir del carajo? —le preguntó." "Toda la vida"- dijo, quién llevaba cincuenta y tres años, siete meses y once días con todas sus noches esperando esa pregunta. Un Florentino que confiaba en la espera sin desesperanza a que el día llegase. Y el día llegó.
Y con frases de vida y muerte, me quedo con dos: "La vida es la mejor cosa que se ha inventado" de un coronel que sí tiene quién le escriba y, "Lo único que me duele de morir es que no sea de amor" ésta última de la obra anteriormente citada.
El mundo se queda un poco más vacío cuando se van personas que han aportado tanto y que han llegado a tanta gente. Hay que despedirlos como se merecen, y creo que la mejor forma de despedir a alguien así es haciendo que toda su obra siga viva a todos los que vienen después. Me quedo con esta frase para despedirlo: "La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla". Hasta siempre Gabo.
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