Repasando las palabras que semana a semana proponéis encontré INOCENCIA, y tras este fin de semana creo que es la acertada. Estuve con la inocencia llena de picardía este sábado. Al despedirla empezó parte de este post sin pensar en ninguna palabra concreta. Bi desde el blog Chic and Chocolat propuso la palabra, así que aquí y hoy, sólo por este momento, seamos inocentes de nuevo.
Pienso en inocencia y evoco algo sencillo, cándido. Ingenuo, por encima de algo angelical. Creo en la inocencia real más que en la celestial. Y siguiendo el hilo llego a la infancia, no sé porqué cuando realmente la infancia tiene cada vez menos de inocencia. Pero a mi sí me lleva a esa etapa. En este sofá hemos hablado más veces de infancia, en diferentes matices. Quizás porque para mi la infancia fue una de las épocas más felices. O porque a pesar de que los años se van sucediendo, que los escenarios van cambiando, que los personajes evolucionan, siempre encuentro un enlace a la infancia con algunos de sus momentos, y muchos de los personajes que continúan la historia conmigo. Los niños siempre han estado cerca de mi, desde que yo despegaba de la niñez e intentaba pasar a la siguiente etapa. Mis últimos juguetes fueron reales. M y P. Las recuerdo perfectamente. Jugar a buscar un nombre, espere a verla y dije: "sí... tiene que llamarse Paula, es algo delicado pero sobretodo, tremendamente pequeña". Aquello era el juego que yo siempre había deseado, ahora todo era real, todos éramos reales y estas muñecas reían de verdad, lloraban de verdad, comían porque tenían hambre. Han pasado los años pero nadie puede arrebatarme a mis muñecas. Quizás porque yo también fui la muñeca de alguien y a pesar de los años, sigo intacta a sus ojos. En mi adolescencia llegó L... , era distinto, yo estaba ya en otra época y había pasado de considerar juguete por persona. A lo largo del tiempo aparecieron más niños en mi mundo. Supongo porque sin ellos todo giraría más despacio, con menos ímpetu y sobretodo, giraría sin inocencia, sin esa atrevida inocencia en la que a pesar de saber la consecuencia llevas la acción hasta el último termino. Unos preguntan, otros preguntan mucho y otros preguntan mejor. Todos acercándose para saber un poco más de ese mundo de mayores tan lejano y llamativo. La merienda llegó y con ella, la nocilla reapareció en mi lengua tras seis años en el exilio del olvido. No me gustaba mucho y, sin embargo, tantos años sin tomarla no impidieron que la explosión de recuerdos fuese brutal... cúantos momentos untados, de repente, en un trozo de pan.
Pero hablábamos de niños... En mi trabajo también hay algún niño, alguno especial y distinto. Un día os hablaré de él. Llegan a mi niños que no hablan. Niños dislálicos. Niños con trastornos. Niños estresados. Es siniestro ver como la ansiedad se adentra cada vez más en la infancia, ¿nadie quiere verlo? Pienso en algunos de ellos ahora mismo. Si fuesen míos los llevaría lejos de todo eso que sólo fabrican los adultos. Creo que me los traería a todos a casa como en un arrebato de salvación. Es tan complicado ser incomprendido por los que durante unos años mandarán en ti. A veces me indigno ante esos padres que llegan a mi intentando cambiar las formas de ver, pensar o sentir en esos niños, ¿para qué acelerar el proceso? quizás ellos son desgraciados porque no han sabido conservar algo tan mágico como la imaginación. Han olvidado el juego por el juego. En mi tiempo libre también acabo tropezando con niños, sin ir más lejos en esta piscina donde a veces desconecto del mundo copada por niños, niñas y mamás. Y no sé porqué extraña razón terminan acercándose, mirándome, intentando una forma de contacto... y puede que a mi también me intrigue su mundo, tan distinto y tan parecido al mío. Así que el sino es que un día más terminemos colindantes, juntos o mezclados.
En estos últimos meses los embarazos se suceden a mi alrededor, uno, dos, tres... Y el otro día la noticia de la búsqueda y captura de un embarazo por una persona muy cercana a mi ¿?¿?¿?¿?¿?¿? Supongo que el tiempo sigue pasando mientras coloca nuevos niños en mi camino, siempre próximos para hacerme ver el mundo tal y como lo veo, como ellos lo enseñan: sin perder la capacidad de sorprenderse. Sigo sorprendiéndome pensando en aquel trozo de pan y nocilla. Sigo sorprendiéndome cómo la nocilla untaba los recuerdos.
Si esos ángeles se te acercan es porque te ven buena, no hay otra alternativa. Un beso y felicitaciones
ResponderEliminarEs inevitable asociar inocencia a infancia, sin embargo, creo que no todos los niños son inocentes o no todos tienen el mismo grado de inocencia.
ResponderEliminarYo tuve una infancia feliz, pero nunca fui inocente, recuerdo muchas cosas de esa época, entre ellas mi forma de pensar y no era propia de la infancia, algo que recuerdo de cuando tenía 5 años fue la comprensión del concepto de curso escolar: aquello que el año anterior se me había hecho interminable y ese segundo año un poco menos era un curso escolar, al que le seguían las vacaciones de verano; a partir de ahí los cursos escolares se me pasaron cada vez más rápido, sin darme cuenta, pero esos dos primeros años fueron duros; mi hermana pequeña sin embargo, siempre fue la personificación de la inocencia y aún hoy, de adulta, sigue conservando parte de esa inocencia.
Hay muchos sabores, muchas imágenes que nos trasladan a nuestra infancia, la nocilla es uno de esos sabores... pero yo hace unos años me he pasado a la Nutella!!!
A mí, cuando voy de paseo con mi perra Florita, se me acercan muchas niñas entre 3 y 7 años y es bonito escuchar sus preguntas inocentes.
Bonita entrada.
Besos.
Me olvidaba... propongo una nueva palabra CALOR.
ResponderEliminarComo siempre genial. Es cierto que cada vez parece que hay menos inocencia en la infancia, o al menos no tanta como antes, o eso parece. Me gustan los niños con su mundo diferente, sin corromper, esos sabores que llegan y te recuerdan el niño que fuimos y que nunca, nunca deberíamos abandonar del todo. La nocilla para mi, aunque ahora como Nuria, me haya pasado a la Nutella, I LOVE IT, JA,JA,.Disculpa, la nocilla para mi son tardes de merienda, con mi hermano y mi abuelo viendo Barrio Sésamo, era como una merienda especial, me encantaban esas tardes de nocilla. Es como la copla, la asocio a mi abuelo, a irnos a buscar al colegio e ir con él en su coche camino de casa escuchando copla y mi abuelo cantando y nosotros escuchándole e imitándole. Es bonito recordar lo que nos evoca la infancia, gracias Estrógena por tu visión de esta palabra, para mi tampoco tiene nada que ver con celestial. Te dejo otra palabra, aunque la de Nuria, me gusta, pero te dejo: Desamparo
ResponderEliminarla nocilla, cuántos recuerdos... si es que hasta hablando de la nocilla logras transportarnos a otro mundo, por eso me gusta leerte.
ResponderEliminarLa infancia, yo creo que no conozco a nadie que hable así de la infancia, como dices tú, con inocencia atrevida, como la tuya.
Y es que no hay nada triste que recordar los sueños del pasado para darse cuenta de que pocos se han cumplido... lo bonito de la infancia es tener ese enlace al que volver, si realmente fue buena, claro.
Me ha gustado mucho como has juntado la inocencia con la infancia, aunque como bien dicen por aquí cada vez son menos "amigas". Da miedo ver cómo eso ocurre, privar a un niño de su inocencia para convertirlo en un mini adulto me parece una atrocidad, la inocencia es una de las características más mágicas y preciosas de los niños.
ResponderEliminarY aunque me ha gustado como has encarado el texto, he echado un poquito de menos algo más sobre la inocencia, por ejemplo yo sigo siendo muy inocente y a veces por culpa de eso y un exceso de confianza, acaban haciéndome daño.
Ah!! y q sepas q a mi la nocilla aún no me ha abandonado y menuda colección de vasos q tng (xq los de ahora molan más q los de antes, jejeje).
un besoteeeeee
Deberiamos conservar la inocencia...es un gran tesoro. Me ha encantado tu blog, un abrazo.
ResponderEliminarGracias, un post precioso. En estos tiem pos de Sálvame deluxe y gritos en culquier esquina, se agradece que alguien reivindique el valor de la inocencia. Eso, y la nocilla, sí!!!!!
ResponderEliminarUn beso
Dª Estrógena, con toda mi inmensa inocencia le dejo esta entrada.
ResponderEliminarFelicidades por la suya y un abrazo, amiga.
El País, la bandera española y Félix Monteira, apóstol de la libertad