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"No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ‘superado’ ". A. Einstein

 una canción que dice: "nadie podrá con nosotros..."

Camino por el Fnac buscando nuevos libros con un economista que camina a mi lado y me habla sobre finanzas, inversiones, crisis, valores, balances, deuda, crisis... ¡Cómo se ha colado la palabra en nuestro vocabulario diario! Se ha intrometido en nuestras vidas sin haberle dado permiso y, de repente, la oímos por doquier y todo parece tener el porqué en la crisis. "No tengo trabajo por la crisis, me han echado por la crisis, me va mal por la crisis, mi novio me ha dejado por la crisis, el acné es culpa de la crisis, etc, etc, etc..." Y sí, muchas personas tienen en la crisis el porqué de muchas de esas causas, pero no todos. Lo siento señores, pero no todos los problemas lo ha causado la crisis. Hay hechos que nos corresponden únicamente a cada uno de nosotros y, se exige una responsabilidad sobre nuestras acciones como adultos. Aunque lo fácil sea que la culpa se coloque en lo ajeno en vez de en uno mismo. Encuentro algo más: han creado una nueva sección en la parte de libros llamada "Crisis económica" (tal y como podéis ver en las fotos que he hecho). 

No quiero hablar de política, ni de fondo monetario internacional, ni de bolsa o de bancos. Lo mío nunca fueron los números. Todas las generaciones han tenido y tendrán, cada una en su línea, una problemática diferente. Los que ahora son bisabuelos, abuelos o padres han pasado una guerra o una postguerra, con todo lo horrible que ello conllevó. Alguien me decía que "vosotros le llamáis mala suerte y nosotros le llamábamos hambre" y me hizo reflexionar. Hablamos de que los jóvenes emigran, y sí, hay emigración, en vuelo low-cost, con ordenador y skype para estar conectados, y un curso de perfeccionamiento para adaptarse mejor al cambio. Lejos quedan las maletas de madera con el analfabetismo camino de una Alemania de los 60, nada que ver con la actual, tenía... ¿cómo decirlo? un poquito menos de luz. Ellos se fueron, la superaron y se superaron. Había que reinventarse o morir, y decidieron reinventarse. Pero quejarse tomando un té siempre es más ameno aunque sea menos productivo. No creo que la solución sea hablar de crisis todo el día, como tampoco creo que negarla sea una medida. Ya basta de malos augurios, de pesimismo propagado y de términos que se ensucian por mal uso, como crisis o indignado. Que la corrupción no entre también en las palabras, que al menos ellas nos pertenezcan sin ideologías, libres como deben ser. Indignarse no es sentarse, indignarse es coger ímpetu y deseo de superarse, y quiero creer que hay gente que se ha indignado de verdad para ser vencedores y no vencidos. El tiempo en el que todo se destruye puede ser también, y debe ser, un buen momento para cambiar. Y con esto me refiero a cualquiera de nuestras crisis, porque todos hemos tenido una gran crisis en algún momento de nuestra vida y seguro que la hemos rebasado. Ahora, también podremos.

"Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla". A. Einstein