El día del Orgullo...

Cuando nos hablan de manifestaciones del Orgullo Gay, tantas veces pensamos en carrozas, fiestas desenfrenadas, drag queens y demás espectáculos. Gran símbolo de cómo ha avanzado la lucha para los derechos civiles para la comunidad LGBT. Los primeros eventos del Orgullo Gay surgen en EEUU hace unos cuarenta años, comienza la lucha por los derechos civiles de la comunidad LGBT. Tendría que morir Franco para que llegasen aquí. Desde los 90 se convierte en una cita clave en el barrio de Chueca. España, desde el 2005, permite el matrimonio entre personas del mismo sexo. No entiendo porqué tuvimos que tardar tanto en aceptar una realidad que se remonta al nacimiento de la especie humana. ¿Por qué ante cosas tan evidentes y naturales hay gente que se tapa los ojos? Creo que nadie pregunta de qué color es mi pijama, o si quizás duermo sin él, entonces, ¿qué importa con quién duerme ese con el que compartimos edificio, despacho o ascensor? Es vergonzoso y triste volver la cara atrás para contemplar lo que ha surgido contra este colectivo igualándolos en penas carcelarias a las de los proxenetas. ¿Qué tengo yo de similar con una jirafa? ¿Cómo puede existir cualquier tipo de pena por ser homosexual? yo no he elegido el color de mis ojos, ni de mi pelo, ni nacer en el lugar que he nacido, de la misma forma que no he elegido ser heterosexual. ¿Van a condenarme? No entiendo porque mi vida es más fácil por algo tan simple y no elegido como es mi orientación sexual. Porque no es una enfermedad, ni un trastorno, que ni hay que buscarle cura, ni contagia. Porque lo único que sí merece ser tratado y erradicado es la intolerancia hacia cualquier raza, sexo, religión o orientación sexual. Surge polémica entre colectivo homosexual por este tipo de manifestaciones a favor y en contra. Hablando con un amigo gay me decía que él simplemente le gustan los hombres, que nunca estuvo en ningún armario porque el haber nacido en una familia como la suya le permitió desde pequeño poder manifestarse tal y como es. Hoy, más de treinta años después sigue diciendo que él es un hombre al que le gustan los hombres, sin flores, sin colores, sin plumas, sin maquillaje. Los hombres, con limón y sal.

La mejor solidaridad que podemos tener para nosotros mismos es apreciar la diversidad. Como cantaba Alaska allá por la movida... "¿A quién le importa lo que yo haga?"