Después de irte para siempre las mañanas de sábado no eran lo mismo. Nadie esperaba con la mirada atenta tras la ventana. Pero cuando la rama de un árbol se cae, es porque otra rama nueva está naciendo, de alguna forma eso sucedía. Habías cavado la fosa y te habías ido, ¿por qué? Entonces, algún tiempo después, uno se da cuenta de que sigues aquí, de que nunca te has ido y nunca vas a marcharte, y me descubro a mi en nuestro rincón, sin pensar en ti sino embelesada en la respiración del sueño de esa nueva rama llamada Laura. ¡Cuánto tiempo después! Cuánto tiempo para aprender a convivir con la voz de un recuerdo.
3 de diciembre de 2009
La felicidad no es un destino
Oh, sí! un día al despertar entrará el sol por la ventana, olor a las mañanas de vacaciones aunque no sea tiempo de ellas. Darás una vuelta , otra vuelta quizás y... sin haber hecho nada, sin haberlo pretendido, y lo mejor de todo haberte dado cuenta, llegará esa sensación tan íntima como reconfortante de saber que hoy va a ser un buen día.
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lo bueno de estos textos es que la sensibilidad puede llegar a palparse.
ResponderEliminarTransmites algo indescriptible :)
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